Sí viajero estás leyendo bien el título de la entrada, “Safari fotográfico por Extremadura”. He de reconocer que yo fui la primera sorprendida al leer esta actividad cuando tuve que elegir entre la gran variedad de propuestas que nos ofrecieron en el #TBMPlasencia.
La palabra “safari” nos transporta de inmediato al continente africano (elefantes con sus crías, cebras correteando libres por la sabana, leones tomando el sol, jirafas mascando hojas…), pero creedme si os digo que aquí en España podemos realizar safaris muy emocionantes y en concreto el nuestro lo realizamos por el norte de la provincia de Extremadura, por el Valle de Ambroz y Tierras de Granadilla.
La experiencia ha resultado de lo más emocionante y recomiendo a todo el que tenga la suerte de visitar Extremadura y sea amante de la fotografía, que contacte sin pensarlo con Safari Extremadura y se deje guiar por Carlos Criado (fotógrafo profesional y coach) y su hermano Juanlu, por increíbles paisajes mientras aprendes a sacarle más partido a tu cámara fotográfica ;).
¡Acompáñanos a descubrir los lugares que visitamos en este intenso día de blogtrip!

Comenzamos la actividad de una manera diferente, para fomentar la interacción entre el grupo nos separamos en los dos coches de manera aleatoria (aunque nuestra manera fue, chicos por un lado y chicas por otro 😀 ) y nos ponemos en camino con los 4×4 rumbo a nuestra aventura.
Realizamos una primera parada para dar una “clase” de fundamentos básicos de la fotografía, pero nuestra aula era el campo extremeño (así sí que da gusto ir a clase). Importante el control de la velociada y la apertura del diafragma, la luz, la profundidad de campo y sobre todo, ¡quitar el modo automático de la cámara! para disfrutar mejor de la experiencia.

Así que vamos probando las cámaras, quitando el automático (muy importante) y mientras vamos en el 4×4, atravesamos fincas de ganadería, de reses bravas y podemos tomar fotografías tan bonitas como ésta.

Nuestra segunda parada no es otra que las ruinas de la antigua ciudad romana de Cáparra, atravesada de norte a sur por la Ruta de la Plata, con su impresionante arco romano que nos deja a todos maravillados. Y aquí aprovechamos para hacernos nuestra primera foto de grupo, así que os presento a mis compis blogueros, un saludo y un fuerte abrazo a:
- Fernando y Verónica del blog “Touristear“
- Ana y Arancha del blog “Vipavi“
- Noelia y Juan del blog “Woman to Santiago“
- Víctor del blog “Foto Escapada“
- Danny del blog “Viajero Errante“

Llega el momento de una parada técnica, toca reponer fuerzas. Carlos y Juanlu nos preparan una mesa con productos típicos de la tierra, a mí me gusta especialmente “la patatera”. Conversamos sobre el coaching, reímos, el ambiente es buenísimo, hace un día de sol súper bonito y estar en el campo da una paz y te hace cargar las pilas y desconectar.


El campo extremeño en primavera está precioso, plagado de flores, pero Carlos nos explica que cada estación es especial y que el otoño también es mágico y sin duda no nos podemos perder en otra ocasión la floración de los cerezos del valle del Jerte, así que para el siguiete safari por el valle del Jerte me apunto!.

Las rutas cambian constantemente, y Carlos va preparadon con su GPS para llegar de un sitio a otro atravesando lagos, riachuelos, subiendo montañas, porque en un safari la aventura es un componente muy importante.
Paramos a comer en lo alto de una loma, debajo de un árbol, con vistas al pueblo abandonado de Granadilla y al embalse de Gabriel y Galán (Se puede visitar el pueblo fantasma de Granadilla, la entrada es gratuíta y el horario es de 10 a 14h. y de 15 a 18h.). Corre una agradable brisa y la comida casera está para chuparse los dedos, mi enhorabuena desde aquí a la mujer de Carlos, tortillitas de guisantes, ensaladilla rusa, croquetas y un bizcocho de naranja.


Después de reponer fuerzas, nos dirigimos hacia el valle de Ambroz y en concreto a un lugar que me encantó y que recomiendo a todos los viajeros, pues es precioso, “Los castaños del Temblar”. Un conjunto de 5 castaños centenarios (el más anciano con una edad estimada de 700 años), en un huerto abandonado junto al arroyo del Temblar.



Ya va terminando este safari, nos vamos despidiendo del valle de Ambroz, de su extensión, sus prados verdes, con la promesa de volver algún día (esperemos que pronto). La última parada la realizamos en las piscinas naturales de “Casas del Monte”, un pueblecito muy chiquitín con mucho encanto, sobre todo por las piscinas de agua cristalina, que en verano son una gozada.


Y ya desde Casas del Monte, de vuelta a Plasencia, con la cámara llena de fotos y la mochila llena de recuerdos de un día magnífico entre amigos.
Queda dar las gracias a Carlos y Juanlu, por transmitirnos vuestra ilusión y el amor por el campo, el monte, los safaris, Extremadura y por enseñarnos estos rincones tan bonitos de vuestra tierra. Volveremos a vernos ;).
